viernes, 19 de marzo de 2010

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Los residuos secos serán recolectados por los cartoneros

Una nueva reunión de la Comisión Asesora de la Ley 1.854 – más conocida como Basura Cero- se llevó a cabo en la Casa de Gobierno porteño el jueves 31 de julio pasado. El ministro de Ambiente y Espacio Público, Juan Pablo Piccardo, el jefe de gabinete del ministerio y presidente de la Comisión, Fabián Rodríguez Simón, y la asesora Mariana Tognetti fueron los encargados de brindar información acerca del nuevo pliego del servicio de recolección de residuos urbanos y el decreto 760, reglamentario del artículo 9 de la Ley 1.854, norma que tiene como objetivo la reducción progresiva de la disposición final de residuos sólidos urbanos: un 30% para el 2010, un 50% para el 2012 y un 75% para el 2017, tomando como base los niveles enviados al CEAMSE durante el año 2004. Para el 2020 se prohíbe la disposición final tanto de materiales reciclables como aprovechables.

Representantes de distintas organizaciones como cámaras empresarias, ONG´s ambientalistas y cooperativas de recuperadores urbanos (El Álamo, El Ceibo y Del Oeste) se hicieron presentes para seguir de cerca los pasos del gobierno porteño respecto de esta temática que involucra no sólo una cuestión ambiental para todos los ciudadanos, sino también laboral para los cartoneros.

La Ley 1.854 fue aprobada por la legislatura porteña en noviembre de 2005, sin embargo desde ese momento hasta la actualidad la cantidad de basura en vez de reducirse se incrementó en un 12 por ciento, según estadísticas del gobierno de Macri. Continuando con los sondeos, el 70 por ciento de los ciudadanos opina que la Capital Federal está sucia y según Piccardo "nos encontramos con un sistema de cartoneros desorganizado, anárquico y descontrolado". Garantizándole a las organizaciones presentes la intención de torcer la política del mandato anterior, el ministro de Ambiente y Espacio Público desafió: "La responsabilidad de cumplir la ley de Basura Cero está en manos del gobierno y no de las empresas privadas de recolección", intentando poner paños fríos al reclamo de los cartoneros acerca de ciertas irregularidades detectadas en el transporte de los residuos, ya que se habría estado desviando el material reciclable hacia negocios particulares en vez de a los centros verdes -por este caso ya fue separado de su cargo Gustavo Vizzolini, quien desempeñaba funciones en la Dirección General de Limpieza de la Subsecretaría de Higiene Urbana-. "El objetivo de tener una ciudad limpia no es negociable", sentenció.

Mayor control e incentivo para las empresas recolectoras, recolección y reciclado de los residuos secos sólo a cargo de los cartoneros, contenedores para los residuos húmedos en toda la ciudad, responsabilidad económica por parte de quienes coloquen en el mercado productos que luego se conviertan en basura. Estos son algunos de los puntos más importantes anunciados por el gobierno de la ciudad.

En principio, la idea es firmar contratos a largo plazo –de 10 años - con las prestadoras del servicio de recolección, a fin de "fomentar un mayor compromiso para que transformen la ciudad con inversión en nuevos procesos de limpieza". Para ello se les volverá a pagar por tonelada y en vez de seis zonas como sucede actualmente, la ciudad estará dividida en tres con lo cual la cantidad de empresas se reducirá a la mitad. Por otra parte, se implementará un riguroso control a las prestadoras de acuerdo a un índice de calidad que se desdoblará en objetivos respecto del cumplimiento del servicio –cuán limpia está la ciudad a penas se realizó la recolección- y la limpieza –se medirá el nivel de pulcritud en distintos horarios-. El grado de acatamiento de este índice afectará directamente en la rentabilidad de las empresas.

Un tema clave es que los recolectores privados no competirán con los recuperadores urbanos: la recolección de los residuos secos, separados en origen, estará a cargo de los cartoneros y las empresas sólo recogerán los residuos húmedos que serán colocados en contenedores –se desplazarán los contenedores de residuos secos implementados en la era Telerman-. Además, se implementará un plan que organice tanto a las cooperativas como a los cartoneros independientes en una alianza con el ejecutivo porteño que les proveerá de la logística necesaria para el transporte de los materiales reciclables. Se finalizarán los centros verdes de las cooperativas El Ceibo, El Álamo y el correspondiente a Reciclando Sueños y Del Oeste, y se librará la orden de servicio para que la empresa URBASUR construya el correspondiente a la cooperativa El Amanecer de los cartoneros.

También se iniciará una experiencia piloto en Villa Pueyrredón (implementada por la Dirección de Reciclado dependiente de la Subsecretaría de Higiene Urbana, con la participación de la Cooperativa El álamo) que consistirá en la recolección de los materiales separados en origen por los grandes generadores como los locales comerciales, gastronómicos y escuelas privadas.

La iniciativa se llevará a cabo tal cual lo establece la Resolución Nº 808 que denomina como nuevos generadores responsables –además de los hoteles de cuatro y cinco estrellas, edificios públicos del GCBA, Corporación Puerto Madero y edificios de propiedad horizontal que tengan una altura superior a 19 pisos, impuestos por la resolución 50- a comercios, industrias o empresas de servicios que posean más de diez empleados, bancos y entidades financieras o aseguradoras, supermercados, centros comerciales a cielo abierto, shopping o grandes centros comerciales en espacios cerrados, centros educativos privados y restaurantes. Estos generadores tienen el deber de separar los residuos generados y disponerlos en forma diferenciada.

Por parte de las cooperativas de cartoneros se aseguró una postura de control riguroso respecto del cumplimiento de estas promesas efectuadas desde el gobierno porteño, con la esperanza –pero no la ingenuidad- de que, tal como dice el ejecutivo, se tomará un camino "que beneficie al vecino, al cartonero y al medio ambiente".